Partamos con uno de los temas más generales que pueden existir, tema que por demás sirve mucho para llenar esos incomodísimos vacíos de palabras en conversaciones sin fluidez alguna. El clima.
Bien, tengo exactamente 558 días de haber dejado el pueblón y volver a vivir el experimento de ser estudiante, estas vez muchísimo más al sur de lo que mis huesos pudieron haber estado antes. Bueno, como todos saben el clima aquí resulta ser mucho más dinámico y extremo de lo que solemos ver en el trópico. Hasta hace algún tiempo, las experiencias que te van proporcionando el invierno resultaban ser interesantes e incluso emocionantes. Pero mi cuerpo no contaba con la astucia de los caprichos climáticos, ya que resulta que por esas cosas del azar me ha tocado padecer las ondas polares más bajas que se hayan visto en años. Entonces lo que hasta hace unas semanas parecía ser un invierno soportable, esta convirtiéndose en un eterno martirio. Pasado este año y medio, empiezo a echar de menos el lineal e incluso monótono pasar de los días en el pueblón.
Hace menos de una semana nos ha tocado ver nevar sobre nuestras cabezas, espectáculo por demás interesante para los hijuelmáiz acostumbrados a la húmeda calidez de Centroamérica. Afortunadamente los árboles del patio de casa empiezan a retoñar, signo inequívoco de que el invierno del 2007 empieza a declinar, sin embargo habrá que soportar los cercanos dos meses que restan.
Este estar por tierras sureñas me dejan una anécdota más, haber padecido uno de los inviernos más perros de los últimos tiempos.
Salud, por el frió.
Bien, tengo exactamente 558 días de haber dejado el pueblón y volver a vivir el experimento de ser estudiante, estas vez muchísimo más al sur de lo que mis huesos pudieron haber estado antes. Bueno, como todos saben el clima aquí resulta ser mucho más dinámico y extremo de lo que solemos ver en el trópico. Hasta hace algún tiempo, las experiencias que te van proporcionando el invierno resultaban ser interesantes e incluso emocionantes. Pero mi cuerpo no contaba con la astucia de los caprichos climáticos, ya que resulta que por esas cosas del azar me ha tocado padecer las ondas polares más bajas que se hayan visto en años. Entonces lo que hasta hace unas semanas parecía ser un invierno soportable, esta convirtiéndose en un eterno martirio. Pasado este año y medio, empiezo a echar de menos el lineal e incluso monótono pasar de los días en el pueblón.
Hace menos de una semana nos ha tocado ver nevar sobre nuestras cabezas, espectáculo por demás interesante para los hijuelmáiz acostumbrados a la húmeda calidez de Centroamérica. Afortunadamente los árboles del patio de casa empiezan a retoñar, signo inequívoco de que el invierno del 2007 empieza a declinar, sin embargo habrá que soportar los cercanos dos meses que restan.
Este estar por tierras sureñas me dejan una anécdota más, haber padecido uno de los inviernos más perros de los últimos tiempos.
Salud, por el frió.
3 comentarios:
abriguese papá, no se vaya a enfermar.
Como te has dado cuenta, yo soy una friolenta de mierda y tengo que soportar los malos momentos que me provoca este clima, pero como vos siempre me has dicho "debemos vivir a plenitud la experiencia, pues no sabemos cuando nuestros huesitos volverán a pasar por estas temperaturas".
Cariños, Yaoska
Salud por el frió, ¿? esos errores. Habrá que poner más atención.
Publicar un comentario