Ayer, las previstas tomas de carreteras y manifestaciones se llevaron a cabo en 11 departamentos de los 18 que conforman el país. En los hechos resultó asesinado uno de los maestros que participaban en la toma de la 6 de mayo, población cercana al departamento de Copán.
Nuevamente la prensa y el Gobierno (el demagógicamente llamado Gobierno del Poder Popular) hacen oídos sordos al trasfondo del problema, el que dice relación con la incapacidad de éste y los últimos gobiernos de mi país para atender a las necesidades de un pueblo asediado por los más altos niveles de pobreza, inequidad y miseria del continente. Los órganos gubernamentales y el amarillismo e ineptitud de la prensa local destacan las perdidas económicas por el bloqueo, las molestias por la obstaculización del libre transito, la proyección de una mala imagen a la comunidad internacional. Sin embargo, muy poco se ha hablado de las justas demandas que dan pie a la movilización, entre ellas las reformas al marco jurídico para la explotación forestal, mineral, la ley de telecomunicaciones y de agua y saneamiento. La exigencia del desembolso de recursos de la Estrategia de Reducción de la Pobreza, ahogada entre el burocratismo y la politiquería. Estas, entre muchas otras demandas, justas e históricas, son las que dan pie a la movilización del pueblo hondureño.
De nuevo, la ineptitud y la desidia de los políticos de toda la vida, de los que tienen cerca de 24 años de estar gobernando, de los que siempre han volteado la cara ante las necesidades más básicas del la población.
¿Cuánto más tiene que esperar uno de los pueblos más pacientes de la saqueada Centroamérica?