Y un poco más





La olla parece estar caliente, proyectos por todos lados y la cosa aún no revienta, más lo importante es que nos escuchemos entre nosotros. Y como de eso se trata los dejo con dos temas de ésta banda, ya lo hacen en ingles y es un grunge bastante a lo Cobain (especialmente el segundo tema) pero sobre todo lo que se pueda decir los chavos lo hacen muy bien.

Más música de este lado



Inevitable es que lo que ahora escriba y publique se vuelva más domestico que antes, pero espero que a más de alguno le agrade e interese enterarse lo que sucede en este poco explorado país. Hace ya algún tiempo que no publicaba nada de música y casualmente hoy día una amiga me reboto este video de una presentación que meses atrás realizó José Manuel Cerrato, un excelente guitarrista hondureño que por razones ya no se si circunstanciales ha estado lejos del país por largo rato y que resulta ser uno de los músicos más respetados en el país no solo para el rock Honduras, sino entre todo el movimiento artístico nacional. Que truenen las tumbadoras que hay música pa rato.

Los últimos cielos

¿Creer o crear?: creer y crear...



En términos del creer he pasado por mucho, desde el catolicismo carismático más catártico (esta gente que salta en una pierna, cura enfermos y habla en lenguas ya perdidas) pasando por el agnosticismo más ambivalente y pragmático hasta el ateísmo más sincero, maduro y reflexionado. Pero aún bajo el manto del ateísmo nunca he negado la necesidad humana de creer y la validez ética de todo sistema de creencias, siempre y cuando estas aporten al mejoramiento de la convivencia humana actual y futura.

En lo personal mi sistema de creencias pasa por profesar una honda devoción en el ser humano, en su potencialidad creadora, en el ideal de una sociedad integral e integrada simbióticamente con el mundo. El creer simple y llanamente en el ser humano, sin Dios ni dioses en el intermedio, obliga comprometerse de lleno a luchar por mejorar sus oportunidades de vida. Y aquí habrá que aclara que de lo que hablo no es de caridad ya que la caridad a mi modo de ver tiene mucho que ver con el limpiar conciencias, con el ver desde arriba y crear distancias, en definitiva con el no comprometerte. Más bien hablo de la solidaridad, con el convivir y el crear colectivamente, el de escuchar y saberte ignorante, y adentrarte en el saber de los explotados, de los humildes, los de a pie.

El creer únicamente en el ser humano obliga buscar el cielo (esa harmónica utopía celestial) en esta tierra. También enfrentar los infiernos más sulfúricos y recalcitrantes aquí mismo, en medio de esta sociedad de injusticias y explotación. Así de concreto y real, así de autónomo, así de crudo es el compromiso.

Al contrario de lo que el marxismo ortodoxo afirma, yo no creo que la religión sea el opio de las masas. Creo en la religión y su ideario de lucha social, la religión que organiza y moviliza en términos de la construcción de proyectos colectivos, creo en la religión y las iglesias fuera de los templos repletos de oro y plata, de la retórica del pecado y el temor a Dios, en definitiva me inclino más por el creer que crea y moviliza.

Preguntarán que ha motivado ésta pública confesión, pues es que en el re-caminar de calles y el reconocer rostros que últimamente ocupa mi tiempo, me he topado con una invitación ha participar en una radio de corte católico para realizar una pequeña producción, y bueno, una cosa ha llevado a la otra y claro está, he tirado las tortillas al comal.

Igual de puta

Foto: JJMurillo (Flickr)


Sigue siendo igual, la misma histeria, el mismo caos, igual de injusta, igual de encantadora. Tegucigalpa, cerro de plata, cerro de historias. Claro está, la capital más pobre de Centroamérica, la menos poblada, la más vulnerable ahora cuenta con dos centros comerciales más y otros dos que vienen en camino; con esos ya sumarían cerca de seis. A todo esto, no existe un tan solo parque (contando que parque y plaza no es lo mismo) donde ir a estirar las patas.

En cada esquina un establecimiento de comida rápida, la mayor concentración de gasolineras que en ningún otro lugar he visto. De boulevard Morazán al boulevard Tío Sam, la yanquinización de la ciudad en apenas dos años es pavorosa, pero la pobreza sigue siendo la misma.

No queda de otra, para sobrevivir en esta ciudad hay que sumergirse, meterse en los recovecos de su memoria, maravillarse con su sutil gracia y acostumbrase al olor de las hamburguesas gringas.

Tegucigalpa sigue siendo la misma, peligrosa y atractiva de noche, fea y sin gracia de día, en fin, la puta encantadora de siempre.