En términos del creer he pasado por mucho, desde el catolicismo carismático más catártico (esta gente que salta en una pierna, cura enfermos y habla en lenguas ya perdidas) pasando por el agnosticismo más ambivalente y pragmático hasta el ateísmo más sincero, maduro y reflexionado. Pero aún bajo el manto del ateísmo nunca he negado la necesidad humana de creer y la validez ética de todo sistema de creencias, siempre y cuando estas aporten al mejoramiento de la convivencia humana actual y futura.
En lo personal mi sistema de creencias pasa por profesar una honda devoción en el ser humano, en su potencialidad creadora, en el ideal de una sociedad integral e integrada simbióticamente con el mundo. El creer simple y llanamente en el ser humano, sin Dios ni dioses en el intermedio, obliga comprometerse de lleno a luchar por mejorar sus oportunidades de vida. Y aquí habrá que aclara que de lo que hablo no es de caridad ya que la caridad a mi modo de ver tiene mucho que ver con el limpiar conciencias, con el ver desde arriba y crear distancias, en definitiva con el no comprometerte. Más bien hablo de la solidaridad, con el convivir y el crear colectivamente, el de escuchar y saberte ignorante, y adentrarte en el saber de los explotados, de los humildes, los de a pie.
El creer únicamente en el ser humano obliga buscar el cielo (esa harmónica utopía celestial) en esta tierra. También enfrentar los infiernos más sulfúricos y recalcitrantes aquí mismo, en medio de esta sociedad de injusticias y explotación. Así de concreto y real, así de autónomo, así de crudo es el compromiso.
Al contrario de lo que el marxismo ortodoxo afirma, yo no creo que la religión sea el opio de las masas. Creo en la religión y su ideario de lucha social, la religión que organiza y moviliza en términos de la construcción de proyectos colectivos, creo en la religión y las iglesias fuera de los templos repletos de oro y plata, de la retórica del pecado y el temor a Dios, en definitiva me inclino más por el creer que crea y moviliza.
Preguntarán que ha motivado ésta pública confesión, pues es que en el re-caminar de calles y el reconocer rostros que últimamente ocupa mi tiempo, me he topado con una invitación ha participar en una radio de corte católico para realizar una pequeña producción, y bueno, una cosa ha llevado a la otra y claro está, he tirado las tortillas al comal.
¿Creer o crear?: creer y crear...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hijuelmaiz, antes que todo, quería decirte que me alegra mucho que ya estés de regreso, bienvenido a esta pequeña, pero hermosa parte del continente.
El compromiso, es un tema que ha ocupado mi mente durante estos últimos años. Porqué es tan difícil para el ser humano comprometerse?. Estoy convencida que una de las virtudes más grande que puede poseer una persona es su compromiso con aquello que cree, con lo que hace, con lo que piensa, con lo que habla, etc...
En eso, dejame decirte, que te respeto mucho. Vos sos un hombre bastante comprometido, aunque has tambaleado, como todos, pero has tratado de mantenerte allí, reflexionando en cada una de tus acciones.
Éxitos en todos tus proyectos.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario