Como se sabe, el luto no necesariamente se vincula con la muerte de un ser querido o un alguien cercano. De hecho, la raíz etimológica de la palabra deviene del latín luctus, es decir el dolor o aflicción. Para la mitología griega, Luctus es un habitante de la entrada al infierno, una entidad de ropas desgarradas y ensangrentadas, fruto de la unión de la tierra con el quinto elemento, el éter o fuego celestial. Digamos pues que éste loco vendría siendo un hijuelmáiz de nana terrenal y tata celestial, una especie de sujeto-umbral, materia y espíritu, un hermafrodita del bien y el mal.
Esta dualidad conduce a pensar que si bien el luto es dolor, no necesariamente es un mal dolor en si mismo.
Hablando en términos más amplios, el luto se asocia al período de sufrimiento posterior, provocado por un vació material o inmaterial. De esta forma, toda desviación inesperada en el curso de la vida que arrastre consigo una angustia, un dolor, una perdida, apareja a su vez un luto obligado. Es así como el luto también se entrelaza con el adiós.
El adiós producto de un viaje, el adiós a un paisaje, a una persona, a una relación, o simplemente el adiós a un estar.
El adiós producto de un viaje, el adiós a un paisaje, a una persona, a una relación, o simplemente el adiós a un estar.
En lo personal, este estar lejano de tanta gente y situaciones me ha privado experimentar necesarios lutos, pérdidas que permanecen flotando como heridas abiertas en lo más hondo del subconsciente, de tanto en tanto también en el consciente.
Pienso que el dolor, como todo en la vida, requiere cumplir un ciclo, ciclo que por lo común conduce a una renovación. A mi parecer, ese dolor debe ser vivido con plena disposición, en cierto sentido debe ser también “disfrutado”.
Regresar a mi tierra a reencontrarme con mis más profundas alegrías y dolores implica dar inicio a nuevos lutos, el luto por el adiós a Chile por ejemplo. Pero después de todo, que mejor señal del estar vivo que el dolor mismo.
Bueno, no se exactamente porque escribí esta letanía, tal vez el único objetivo como todo lo que escribo aquí es compartir mi forma de ver el mundo, en esta ocasión, mi idea del dolor, del luctus.
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